Todos mirábamos al cielo en Courmayeur a las 9:00 horas del pasado 27 de agosto, y parecía que se iba a aguantar "la meteo", pero daban las 9:55 horas, sonaba "Il Fratello", para dar la salida a esos 98 kms de la CCC-2010, y arreciaba la lluvia. Lluvia que no cesaría en las próximas 24 horas. Tres minutos después de dar la emocionante salida, "un trueno" nos parte a todos el pecho, y el cielo comienza a ponerse completamente negro. No habíamos llegado al kilómetro 1 y vuelve a partirse el cielo con otro trueno. Sinceramente, todas esas emociones del tiempo transcurrido esperando este momento, se estaban yendo por tierra de una forma desalentadora por motivo de "la meteo".
Nos acabábamos de quitar las lágrimas de los ojos de la salida tan emocionante que habíamos tenido, motivado por la música, la gente, los cencerros, el bullicio, las sensaciones, las emociones y se nos vienen las lágrimas por la lluvia que aprieta. "Joder", que mala suerte.
En la salida nos encontramos con muchas caras conocidas: Jaime, Fernando, Jesús, etc... que nos iremos viendo por toda la carrera durante el próximo día.
Juan Carlos, no tenía ni idea de la sorpresa que le esperaba por la noche. Aquí recogiendo el dorsal se las pintaba muy felices, aunque serio.
No tardo, en estar empapado más de 5 minutos, pues el cortavientos que llevo, tapa bien de la lluvia, pero no transpira nada, con lo cual mojado por dentro y por fuera para las próximas 17 horas.
Sigo con los ritmos previstos y comienza la ruta por todo Courmayeur donde pronto empezamos el ascenso hasta el refugio Bertone, la cuestión se empieza a poner dura, en 2h21m estamos arriba, km 12,3, y ya el frío, y la lluvia, empieza a hacer mella en algunos corredores, pero una sopa calentita nos hace reaccionar rápidamente. Tomamos camino hacia la Tête de la Tronche. Esta subida es dura incluso más de lo que me habían relatado, aunque llegamos arriba 1h20m después, a pesar de haber subido solo 4,3 kms.
Son unas rampas duras, pero con constancia llegamos arriba. Pronto me pongo a bajar y parece que el día se aclara, pero es un espejismo, sigue la lluvia con algo menos de nubosidad. Llego a Arnuva con 5h39m de carrera y voy un poco mal sobre la previsión. Sin embargo voy fresco, ¡que digo yo!, voy más que fresco, voy fresquisimo, realmente voy"helao". Tomamos un poco más de sopa calentita, la doña nos da un beso y todo su ánimo y comenzamos la tachuela de Coll Ferret, perdón, del Grand Coll Ferret, menuda subida 800 m de desnivel +, en tan solo 4 kms. Esta subida es especial, pues se ve completamente desde abajo todo el recorrido, y ves las hileras de corre-andadores que se ven ascendiendo de inicio a fin, por tanto es mucho más desolador porque sabes todo lo que te queda desde que empiezas.
Me calo la gorra bien, para no ver el final y empiezo a subir, no voy disfrutando porque a pesar de que estoy pasando por paisajes maravillosos, la mitad no los veo, hay niebla, fuerte viento y lluvia, mucha lluvia. De vez en cuando miro hacia atrás, y veo que he pegado un buen estirón en la subida, y me doy una pequeña alegría. Mejor, mirar hacia a trás que no hacia adelante, pues motiva mucho más. Mantengo mi ritmo y diferencia en tiempo con la previsión y llego arriba 1h50m después. Resumiendo llevo 7h27m de carrera y he corre-andado 31,4 kms (que verguenza, pero sinceramente no puedo ir más rápido).
Sabiendo que voy mal en previsión, pero que no voy excesivamente cansado decido apretar en los próximos 15 kms que son de bajada con una pequeña subida a Champex. Entramos en Suiza y parece que el paisaje se verdea mucho más si cabe, nos tiramos tumba abierta. Son muchos los pensamientos que uno va teniendo conforme corre, y se me viene a la cabeza mi amigo Aaron, y pienso que si él estuviera por aquí se lo bajaba de maravilla todo esto, y joder suena un SMS en el móvil, es justo Aaron dando ánimos. Eso me da más fuerza, y aprieto más, bebo rapidamente agua en La Peule (posiblemente el agua más rica que jamás he bebido) y sigo hacia abajo. Llego a la Fouly y tampoco paro me como dos barritas y un gel y como me queda agua en el Camelback sigo. Recupero prácticamente 250 posiciones, ¡que bien!.
Estoy en Champex-Lac, se hace de noche en la subida a este precioso sitio que había visto con sol dos días antes, y ahora he subido por un bosque de ti-nieblas, porque voy TIritando y entre NIEBLA. Incluso como algunos corredores comentan, en la noche ves cosas que no existen, porque las luces de los que te preceden te hacen ver o hacer imaginar cosas que no existen, una casa, un desvío, etc. pero el sendero, sube, y sube, y solamente sube.
En Champex-Lac hago mi avituallamiento fuerte, paro casi una hora, me cambio de ropa, y allí me espera la chica de mi vida, me da otro beso de aliento, y me ayuda en el avituallamiento, me pongo la malla larga MOJADA, calcetines MOJADOS, un jersey MOJADO y de nuevo el cortavientos MOJADO. Bonito escenario el que se nos viene encima, arrecia la lluvia y me marcho dirección a Bovine entre tiritones junto al lago, y apretando más la lluvia si cabe.
Dos días antes había hecho esta subida y era dura, pues es un largo sendero entre piedras, raices y en un constante zig-zag. Rompo de nuevo a sudar y se me quitan al menos los tiritones, en ese momento otro SMS del amigo Mayayo de ánimo, y otro de Fernando del Corduba Trail. Llamo a Sergio y me comenta que han cancelado la UTMB, no puedo dar crédito a lo que he oído, me parece imposible, pero es absolutamente verdad, además nuestra carrera se sabe que está siendo épica por la dureza que está teniendo. Contesto igualmente a Fernando con un gracias, y me cargo las pilas para esa interminable subida.
Parezco relatando la carrera al Calleja de la CUATRO: "esto está muy difícil", "no sé si lo conseguiremos", "tenemos la adversidad del tiempo en contra", etc.... pero, es que realmente está siendo muy duro.
Llego arriba de Bovine con 15h22m totales y 3.828 m de D+ acumulado, completamente congelado entre niebla, agua, granizo, y sobre todo barro, mucho barro. Allí encuentro gente pegada una con otra para darse calor, se me viene, a la mente la película "El viaje del Emperador", donde para engüerar los huevos, los pingüinos andan cientos de kilómetros y en la banquisa, se juntan unos con otros durante semanas, para aguantar el intenso frío y tener a los pollos.